RADIO PAZ

Canción actual

Título

Artista

Background

Jesús nos ama con un corazón humano

19 de junio de 2023

Columna del Arzobispo Wenski para la edición de junio 2023 de La Voz Católica

El mes de junio está dedicado al Sacratísimo Corazón de Jesús, cuya fiesta se celebra siempre el viernes siguiente a la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo (Corpus Christi), que este año es hoy, el 16 de junio.

La devoción al Sagrado Corazón de Jesús está asociada con Santa Margarita María Alocoque (1647-1690), así como la devoción a la Divina Misericordia está asociada con Santa Faustina Kowalska. Santa Margarita María tuvo el privilegio de recibir visiones de Jesús a través de las cuales le dio instrucciones sobre cómo los fieles pueden ofrecer sacrificios en reparación por las ofensas infligidas a su Sagrado Corazón, como recibir la sagrada Comunión cada primer viernes de mes, observando una hora de vigilia todos los jueves por la noche en memoria de su agonía en Getsemaní, y celebrando cada año la fiesta del Sagrado Corazón.

El mensaje del Sagrado Corazón comunicado al mundo a través de Margarita María llegó en un momento crítico e importante en la historia de la Iglesia. En ese momento, una herejía llamada jansenismo estaba infectando a la Iglesia. Esta falsa enseñanza contenía muchas creencias peligrosas, entre ellas un pesimismo radical sobre la naturaleza humana, la creencia de que la mayoría de las personas serían condenadas y solo unas pocas salvadas. El jansenismo promovía una rigurosa observancia de las reglas, lo que robaba a las almas de los fieles la alegría. Si contemplas un crucifijo, ves a Jesús tendido en la cruz, con los brazos abiertos como para abrazar a toda la humanidad. Pero los jansenistas creían que Jesús murió solo para salvar a unos pocos, y no a muchos. Y así, el resultado de su herejía fue sofocar la esperanza en los corazones de los creyentes.

Gracias a Santa Margarita María y a la difusión de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, la herejía jansenista de la desesperación y la desesperanza fue refutada y desarraigada de la Iglesia. Sin embargo, en el siglo XX, una nueva desesperanza propagada por las falsas ideologías del marxismo y el fascismo había comenzado a infectar a la humanidad. Las oscuras convicciones de estas filosofías impías hacían que la esperanza, la apertura, la misericordia y la ternura parecieran abstractas e imposibles como soluciones a los “problemas reales”.

Una vez más, Jesús eligió a una mujer religiosa, pobre y humilde, para confundir a los soberbios de corazón. Las revelaciones de Sor Faustina sobre la Divina Misericordia contenían el antídoto para esta enfermedad espiritual que infecta nuestra era moderna. Los rayos de la misericordia y la gracia de Dios eclipsarán los rayos de la ira y el odio de la humanidad.

La devoción a la Divina Misericordia y la devoción al Sagrado Corazón, hacen eco de la invitación que Jesús hace en los Evangelios a aquellos que están “cansados y agobiados” por el pecado y lastimados, para que se vuelvan a Él en busca de misericordia, sanación y restauración. En efecto, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y la devoción a la Divina Misericordia contienen un mismo mensaje: a saber, que la humanidad es buena y es grandemente amada por Dios, y que Dios, generosamente, ofrece misericordia a todos.

Estas devociones, por supuesto, no agregan nada al “depósito de la fe”, o la revelación de la fe que terminó con el fin de la era apostólica; pero sí fomentan una apreciación más rica de esa revelación, que se trata del Dios que es amor, el Dios que, porque nos ama, permanece cerca de nosotros. San Juan Pablo II dijo una vez: “Es este amor el que debe inspirar a la humanidad hoy, si ha de afrontar la crisis del sentido de la vida, los desafíos de las necesidades más diversas y, especialmente, el deber de defender la dignidad de toda persona humana”.

Jesús nos ama con un corazón humano. El Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda la humanidad de Jesús, pero también la concreción de su amor. El amor no es una abstracción, no es un axioma filosófico; el amor es siempre una acción, un hecho. Es un “entregarse” uno mismo, así como Jesús se entregó en la cruz por nuestra salvación.

El Corazón de Jesús fue traspasado en el Calvario, lo que simboliza la plenitud de la entrega de sí mismo que Jesús hizo en la cruz. Pero la sangre y el agua que manaron de su costado también simbolizan los sacramentos del Bautismo y la Eucaristía. Por eso, los antiguos Padres de la Iglesia decían que la Iglesia nace del costado traspasado de Cristo, es decir, la Iglesia nace del Corazón de Jesús.

¡Sacratísimo Corazón de Jesús, ten piedad de nosotros!